Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://joanfepo524338.blogtov.com/19125467/el-cabezazo-de-zidane-análisis-psicológico